Creo que hice realidad una de mis grandes fantasías en esta cuarentena. Mucho había oído hablar de trufas y nunca me había cruzado con una. Ni siquiera en la versión “aceite de trufa”. Nada. No sabía cómo olían, qué sabor tenían, ni su textura. Pero estaba llena de recetas con trufas que me llamaban a conocerlas. Pastas, huevos, quesos. Y ahí estaban las trufas. Y ahí estaba yo, mirando por la ventana.
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Sentir amor: desayunos saludables
septiembre 6, 2020